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Opinion

¿Y el agua… también del bienestar?

Torreón vive días secos, pero no solo por el clima. El problema del agua, ese que ya era grave por naturaleza, se ha vuelto desesperante por causa de lo que parece una suma de negligencias, rezagos y, sobre todo, falta de acciones concretas.

Cada corte de luz deja fuera de operación a más de 30 pozos de agua potable. No se trata de un dato menor: eso significa colonias enteras sin agua por horas o incluso días, justo en el momento del año donde más se necesita. Como lo ha señalado el propio alcalde Román Alberto Cepeda, los apagones constantes no solo interrumpen el suministro, también desgastan la infraestructura, contaminan el agua y rompen las bombas, dejando a Torreón en una especie de juego de azar con el servicio más básico que una ciudad puede tener.

Hasta aquí, todo claro. Lo que no está claro es cuándo se va a dejar de solo señalar el problema y se va a entrar a resolverlo en serio. Porque mientras se piden 500 millones de pesos para obras pluviales (necesarias, sí), el agua que no cae del cielo también se está esfumando por el drenaje del olvido. Se responsabiliza a la energía, al clima, a los recortes, pero poco se dice del abandono crónico a los sistemas hídricos urbanos.

Y lo peor es que, como ya hemos visto en otras crisis, acaban por entrar al quite quienes no tendrían que estar ahí: líderes vecinales gestionando pipas, ciudadanos pagando cisternas, comerciantes regalando cubetas. Es decir, la gente resuelve donde las autoridades solo anuncian.

Por eso, como ciudadano, no puedo evitar plantearme una pregunta incómoda: ¿Será que el problema del desabasto de agua solo se arreglará cuando también alguien de la Secretaría del Bienestar o del equipo del Delegado Américo Villarreal Santiago tenga que empezar a llevar “agua del bienestar” a las colonias?

Suena irónico, pero no lo es. Si el bienestar es integral, como se dice, entonces la seguridad hídrica debería estar en la misma lista que la salud o las pensiones. No es exagerado pensarlo así: el agua no es un extra. Es vida. Y es derecho.

Hoy más que nunca, Torreón necesita más que alertas y declaraciones. Necesita voluntad técnica, inversión real y coordinación entre todos los niveles de gobierno, sin colores ni excusas. El agua no espera, no entiende de gestiones ni promesas.

Cuando falta agua, lo que abunda es el enojo, la desesperación… y el calor.
Y es justo en esos momentos donde el Estado debe demostrar si realmente está presente, no solo con discursos, sino con válvulas abiertas y soluciones concretas.

Camino Ciudadano no busca repartir culpas, sino recordar que en la escasez también hay una oportunidad: la de demostrar que quien debe y puede, pudiera tocar la puerta de cada casa, también con agua en la cubeta.

Esa es mi opinión que no se detiene. ¿Y tú, por dónde vas?

La editorial

Camino Ciudadano

Opinión que no se detiene

Por Jorge Damián Rodríguez Argüello.

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