El problema se agudiza y las cifras lo confirman: en Coahuila, las detenciones de parejas por agresiones contra mujeres se dispararon un 90% en el último año. Detrás de cada número hay una historia de dolor, miedo y una lucha diaria por sobrevivir a la violencia doméstica.
De acuerdo con datos de la Secretaría de Seguridad Pública estatal, solo en lo que va del año se han registrado 561 detenciones de hombres sorprendidos agrediendo física o psicológicamente a sus parejas, frente a las 295 del periodo anterior. Las autoridades reconocen que el fenómeno no es nuevo, pero advierten que la violencia doméstica se visibiliza y se denuncia cada vez más, gracias a campañas de sensibilización y redes de apoyo a víctimas.
Sin embargo, el incremento en detenciones no necesariamente significa que la violencia disminuya. Al contrario: para activistas y organizaciones civiles, el alza en casos denunciados revela que muchas mujeres aún viven atrapadas en círculos de miedo y silencio. La mayoría de las agresiones ocurren en el hogar, muchas veces frente a los hijos, y el proceso de denuncia sigue siendo largo y doloroso.
Los municipios con más detenciones son Saltillo, Torreón y Monclova, aunque el fenómeno afecta a comunidades rurales y urbanas por igual. La autoridad ha reforzado el acompañamiento legal y psicológico, pero los retos persisten: aún falta protección efectiva, refugios suficientes y sentencias ejemplares que manden un mensaje claro de cero tolerancia.
Cada detención es una llamada de auxilio escuchada, pero detrás quedan decenas de historias sin voz. La violencia contra la mujer no se resuelve solo con estadísticas ni patrullas: requiere educación, justicia y un compromiso social real. Mientras una sola mujer siga viviendo con miedo en su propia casa, Coahuila tendrá pendiente la tarea más urgente de todas: garantizar la vida y la dignidad de quienes más lo necesitan.
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