Una mujer coahuilense de 35 años, identificada como Alejandra Vielma Narváez, fue localizada esta semana en situación de calle en Ciudad Frontera, luego de permanecer un año desaparecida. Su caso revela el peligro de la desprotección emocional y social frente a la adicción y la ausencia institucional.

Ayudantes de Seguridad Pública la encontraron deambulando sin rumbo en la madrugada del viernes. Su familia, que la reportó como desaparecida el 18 de junio tras un año sin noticias, usó redes sociales para buscarla sin éxito. Antes de su caída, Alejandra vivía con estabilidad y empleo; pero su descenso empezó cuando fue detenida por robo y consumo de drogas, y tras una crisis de salud mental se quedó en las calles.

La situación expuesta pone sobre la mesa un diagnóstico grave: la falta de atención oportuna para personas con adicciones y problemas emocionales prolonga las desapariciones, fractura familias y deja sobrevivientes en ambientes de extrema vulnerabilidad. Su regreso no significa un cierre, sino el inicio de un proceso de rehabilitación, apoyo psicológico y reinserción social.

Que su nombre no regrese al olvido. Alejandra representa a miles, invisibles hasta que aparecen en una acera. La historia nos exige no solo encontrar, sino acompañar y devolver la dignidad a quienes han caído. Y es hora de exigir que no se pierda otro año más en el silencio del abandono.