En paradas de camión y chats vecinales de Saltillo, la discusión se encendió: la regidora de Morena, Claudia Garza del Toro, anunció su respaldo al nuevo proyecto de transporte público impulsado por la administración priista, pero advirtió que se trata de la última oportunidad para demostrar que pueden cumplir. El mensaje fue claro: la ciudadanía está cansada de promesas incumplidas y exige resultados medibles en rutas, frecuencias y calidad del servicio.

Primero, la regidora señaló que el plan técnico incluye modernización de unidades y ajustes en recorridos, algo que ya se había prometido en sexenios anteriores sin concreción. Después, reconoció que el Ayuntamiento tiene un plazo corto para implementar calendarios de operación y protocolos de evaluación ciudadana. Hasta ahora se ha comprobado que el proyecto cuenta con presupuesto aprobado y compromisos firmados con concesionarios; todavía no está claro si los indicadores de satisfacción serán públicos y transparentes.

El contraste quedó marcado: mientras autoridades municipales priistas presumen un avance histórico, desde la oposición se subraya que los usuarios ya no confían en discursos y solo medirán resultados en la práctica. La regidora adelantó que Morena propondrá mesas de seguimiento con ciudadanos y académicos para evaluar avances trimestrales. El reto será visible: menos tiempos de espera, unidades limpias y operadores capacitados.

El transporte público en Saltillo no resiste más diagnósticos: necesita resultados tangibles. La advertencia de Morena coloca al PRI contra la pared, pero también abre la posibilidad de construir mecanismos de evaluación con participación ciudadana. La vigilancia social será la mejor herramienta para evitar que esta “última oportunidad” quede en el aire.