En Múzquiz, la tragedia golpeó a una familia cuando, en cuestión de minutos, una tarde cualquiera se convirtió en el peor de los escenarios. Una bebé de apenas 2 año fue arrollada accidentalmente por un vehículo que daba reversa frente a su domicilio, cambiando el destino de todos los presentes para siempre.
La menor jugaba cerca del acceso a la vivienda, sin que los adultos lo advirtieran. De acuerdo con la versión inicial, la responsable habría sido una vecina, pero con el avance de las investigaciones se confirmó que el vehículo era conducido por un familiar cercano. El accidente fue instantáneo y, aunque la familia reaccionó de inmediato trasladando a la pequeña al hospital de Nueva Rosita, los médicos poco pudieron hacer. Horas después, la noticia de su fallecimiento se extendió por la comunidad.
Vecinos y conocidos no han tardado en expresar el dolor y la impotencia. La tragedia no solo dejó luto, sino que también revivió el debate sobre los riesgos latentes en los entornos domésticos: la falta de atención, los descuidos cotidianos y la urgencia de mayor conciencia y prevención en calles y casas donde los menores deambulan con libertad.
La familia, devastada, enfrenta ahora la realidad de una pérdida que se siente doblemente injusta por haber sido un accidente en el seno mismo del hogar.
En Múzquiz, la vida de una bebé se apagó en segundos, recordándonos que ningún cuidado es suficiente cuando se trata de la infancia. Las tragedias por descuido pueden evitarse, pero la lección llega, a veces, cuando ya es demasiado tarde. La seguridad de los niños comienza en casa, con ojos y corazones siempre alerta.














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