En grupos vecinales y estaciones de transporte de Torreón y Matamoros, la noticia corrió con tristeza: un choque frontal en la carretera Matamoros–Torreón cobró la vida de tres hermanos, entre ellos una mujer embarazada. El percance ocurrió cuando dos vehículos impactaron de frente, dejando además a otras personas heridas.

Primero, los cuerpos de emergencia confirmaron la muerte inmediata de los tres ocupantes, mientras que los lesionados fueron trasladados a hospitales de la región. Después, se informó que las autoridades iniciaron peritajes para esclarecer las causas, aunque versiones preliminares apuntan a exceso de velocidad e invasión de carril. Hasta ahora se ha comprobado la identidad de las víctimas y la atención hospitalaria a los sobrevivientes; todavía no está claro si el siniestro derivará en procesos judiciales.

El contraste es doloroso: mientras la región promueve campañas de seguridad vial, los accidentes en carreteras de la Laguna siguen dejando víctimas fatales. Especialistas advierten que sin operativos constantes de tránsito y una cultura real de prevención, las carreteras seguirán siendo escenarios de tragedias evitables.

La muerte de tres hermanos en un solo percance recuerda que la seguridad vial es un tema de vida o muerte. Coahuila necesita protocolos más estrictos, calendarios de prevención y responsabilidad compartida entre conductores y autoridades. Cada omisión cuesta demasiado.