Una intensa tormenta eléctrica azotó la Región Carbonífera de Coahuila la tarde del sábado 17 de mayo, dejando sin agua potable a más de 50 mil personas. Los municipios más afectados fueron Sabinas, San Juan de Sabinas, Múzquiz, Juárez y Progreso, donde el sistema eléctrico que alimenta las bombas del Sistema Intermunicipal de Aguas y Saneamientos (SIMAS) colapsó, interrumpiendo el suministro de agua.

El colapso del sistema generó una crisis inmediata, pues decenas de colonias se quedaron sin acceso al servicio de agua durante varias horas, afectando las tareas cotidianas de miles de familias. SIMAS informó mediante un comunicado que su personal técnico trabajaba a marchas forzadas para restablecer el servicio lo antes posible.

Durante la tarde de ayer, el alcalde de Sabinas, José Feliciano Díaz Iribarren, informó a través de su cuenta de Facebook que el agua ya comenzaba a llegar a varios sectores del municipio y que el servicio se iría restableciendo de manera paulatina. Esto trajo alivio parcial a algunas zonas, aunque otras con suministro programado cada tercer día deberán esperar más tiempo.

Además de los problemas con el suministro de agua, las lluvias dejaron al descubierto las debilidades de la infraestructura urbana. Habitantes de distintos sectores, como Cloete, Agujita y Jorge B. Cuéllar, denunciaron árboles caídos, falta de alumbrado público y basura obstruyendo cauces naturales como el arroyo Aguililla, especialmente a la altura de la calle 5 de Mayo.

Uno de los puntos más señalados fue la falta de respuesta inmediata por parte del gobierno municipal. El alcalde de Sabinas realizó una transmisión en vivo para responder a las críticas ciudadanas. Sin embargo, su tono molesto y el uso de lenguaje ofensivo generaron controversia.

“Me faltan manos, cabrón, para poder acabar todo el desmadre que se tiene aquí en Sabinas”, declaró el edil, visiblemente exasperado por los comentarios que lo etiquetaban en redes sociales.

A pesar de su promesa de trabajar todo el día con su equipo, muchos ciudadanos consideraron inapropiado su lenguaje y actitud ante una situación de emergencia. La situación ha puesto sobre la mesa la necesidad de fortalecer la infraestructura hidráulica y los protocolos de respuesta ante fenómenos meteorológicos.

Porque en la Carbonífera, cuando cae tormenta, la paciencia se pone a prueba… ¡y el agua también!