Una pelea entre tres alumnos de la Secundaria Número 64, ubicada en la colonia Ampliación La Sierrita de Ciudad Frontera, terminó con el estudiante Kevin Alberto “N.”, de 14 años, ingresado en urgencias del IMSS con una herida de arma blanca en la parte baja de la espalda.

El incidente ocurrió al mediodía cuando, según testimonios de alumnos, uno de los menores se presentó con navaja y provocó la confrontación. El presunto agresor aún no ha sido detenido oficialmente; la carpeta de investigación queda abierta.

Este hecho adquiere relevancia estatal porque la seguridad escolar —en municipios como Frontera, Monclova y la Región Carbonífera— presenta brechas: si un estudiante porta arma blanca en secundaria, la responsabilidad recae no solo en el plantel, sino en el conjunto de autoridades educativas, municipales y de seguridad. ¿Qué protocolos de revisión, acompañamiento psicológico y vigilancia interinstitucional se activarán para que esto no se repita?

Cada aula vulnerada es una advertencia silenciosa: la convivencia escolar no es solo educación, es seguridad, salud y ambiente. Si Coahuila quiere poner fin a la violencia en las escuelas, debe desmontar el discurso reactivo y construir protocolos preventivos con claridad, recursos y tiempo real. ¿Decidiremos invertir en esa tranquilidad o seguiremos apagando incendios cuando ya hay heridos?