Los accesos a Torreón —sobre todo el paso inferior del Puente Solidaridad— son vigilados de forma permanente con cierres y filtros de seguridad, como parte de una estrategia coordinada tras los hechos violentos ocurridos en municipios vecinos como Gómez Palacio.
El director de Seguridad Pública Municipal, Alfredo Flores Originales, informó que dichos cierres permanecerán “de forma indefinida”, incluso si causan demoras viales, pues “la seguridad de los torreonenses está por encima de cualquier molestia”. Añadió que la medida fue acordada en reunión de coordinación con autoridades estatales, fiscales y mandos militares.
Las autoridades han señalado que estos filtros y patrullajes buscan impedir que personas sospechosas ingresen a la ciudad y asegurar que vehículos potencialmente vinculados a ilícitos sean revisados con detenimiento. Esta estrategia parte de un escenario de violencia regional que trasciende municipalidades.
Hasta ahora se ha confirmado que la restricción y vigilancia en el Puente Solidaridad es una medida preventiva con respaldo institucional. Todavía no está claro qué criterios específicos usan para detener vehículos ni hasta cuándo mantendrán los cierres.
En comparación con otros municipios fronterizos o de paso en Coahuila (Piedras Negras, Acuña, Nava), ese tipo de cierres estratégicos solo se ven en momentos de crisis; si Torreón consolida esta práctica, podría marcar un modelo regional de control urbano compartido.
Fortalecer accesos es inevitable cuando la violencia toca municipios vecinos. Pero aplicar filtros sin criterios claros ni evaluación genera hartazgo ciudadano. ¿Queremos que Torreón se convierta en fortaleza vigilada o que toda la Laguna comparta estrategias confiables?














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