Después de años de incertidumbre y sequía extrema, la región Laguna recibe una bocanada de esperanza: la presa Lázaro Cárdenas, una de las principales fuentes de agua en el norte de Coahuila, inicia su recuperación. La noticia significa alivio para productores, familias y comunidades que dependen de cada gota.

Durante dos ciclos agrícolas, la presa había registrado niveles mínimos históricos, obligando a recortes drásticos de agua y sembrando temor sobre el futuro del campo y el abasto urbano. Las recientes lluvias —más generosas de lo esperado— permitieron que el nivel de almacenamiento comenzara a repuntar, según reportes de la Comisión Nacional del Agua (Conagua).

Autoridades y representantes de módulos de riego celebraron el incremento, aunque advierten que aún queda un largo camino para hablar de una recuperación total. Por ahora, la mejora permitirá planear siembras con más certidumbre, reducir el estrés de los productores y disminuir la presión sobre los pozos subterráneos.

Habitantes de la Laguna no ocultan su alivio: el agua es vida y desarrollo para toda la región. Sin embargo, especialistas subrayan la necesidad de mantener políticas de uso responsable, inversión en infraestructura hidráulica y vigilancia permanente para evitar volver a los escenarios críticos del pasado.

La recuperación de la presa Lázaro Cárdenas es una señal positiva en tiempos difíciles. Pero el verdadero reto es cuidar el recurso, invertir en soluciones duraderas y no bajar la guardia. Porque la naturaleza puede darnos una tregua, pero el compromiso de preservar el agua debe ser permanente. En la Laguna, cada gota cuenta, y el futuro se riega desde hoy.