Yesenia Valentina, de 29 años, originaria de Ocampo, falleció después de consumir Orlistat para bajar de peso sin revisión médica. Su hermano la halló inconsciente en casa; aunque fue trasladada al hospital, la necropsia confirmó que la causa fue una falla sistémica por el uso prolongado del medicamento.
La joven llevaba meses ejercitándose intensamente —correr largas distancias y levantar pesas— combinándolo con Orlistat de forma autónoma. Sus familiares reportaron que se sentía debilitada, pero continuó con el tratamiento hasta el desenlace fatal.
El Orlistat puede parecer inofensivo, pero provoca efectos secundarios severos, como fatiga, náuseas, vómitos, insomnio y dificultad respiratoria, especialmente sin control médico. Las autoridades de salud y la familia advierten sobre los riesgos: no hay atajos para la salud y la automedicación puede costar la vida.
Cuando un cuerpo joven sucumbe ante una receta que nunca existió, no es una falla personal: es la voz de un anuncio pendiente de regulación, de acceso limitado a consulta médica y de una cultura que busca soluciones rápidas sin medir consecuencias. Que la muerte de Yesenia no sea un eco olvidado, sino un reclamo urgente por educación sanitaria, vigilancia y empatía profesional.
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