Una disputa por terrenos terminó en tragedia familiar en Múzquiz: un hombre fue brutalmente atacado por su propio hermano con un trinche, quedando gravemente herido y clamando por justicia. El caso sacude a la comunidad y expone el lado más oscuro de los pleitos por herencia en la región carbonífera.

La tarde se tiñó de sangre en una parcela de Sabinas cuando un conflicto de años por la posesión de unos terrenos acabó en violencia extrema. Sin mediar palabras, uno de los hermanos tomó un trinche y lo clavó en el abdomen de su propio familiar. La víctima, aún hospitalizada y con secuelas graves, relató que la agresión fue el desenlace de amenazas y rencillas que la familia arrastra desde hace mucho.

“Solo quiero justicia. No es posible que por tierras tengamos que llegar a esto”, declaró entre lágrimas el hombre herido, mientras familiares y vecinos exigen que el responsable no quede impune. El agresor fue detenido por elementos de la policía municipal y enfrenta cargos por intento de homicidio.

El caso no solo refleja la violencia derivada de disputas patrimoniales, sino que también revela el abandono y la falta de mecanismos efectivos para la mediación de conflictos familiares en zonas rurales de Coahuila. Autoridades locales piden denunciar cualquier tipo de amenaza y acudir a instancias legales antes de que la violencia estalle.

Las peleas por herencia suelen ser silenciosas, pero cuando estallan, dejan heridas más profundas que cualquier otra disputa. La tragedia en Múzquiz es un llamado urgente a fortalecer la mediación y a dar apoyo real a las familias que viven estos conflictos. La justicia debe llegar, pero también la prevención: porque ninguna tierra vale más que una vida, y ninguna familia debería romperse así.