Un nuevo accidente fatal en el tramo de Los Chorros deja tres muertos y revive la presión sobre las autoridades para arreglar de una vez por todas la carretera más peligrosa del norte. Empresarios, transportistas y ciudadanos exigen ya no más excusas: o se rectifica el camino o la tragedia continuará repitiéndose.
El trágico accidente en el túnel de Los Chorros, sobre la carretera federal 57 en Coahuila, dejó tres personas muertas y puso de nuevo los reflectores sobre un tramo que se ha convertido en sinónimo de peligro y muerte. Las imágenes del túnel muestran la magnitud del desastre: vehículos destrozados, cuerpos atrapados y una escena que vuelve a repetirse con escalofriante frecuencia.
Empresarios del sureste de Coahuila no tardaron en levantar la voz, asegurando que desde hace años han solicitado la modernización y rectificación de este tramo, considerado uno de los más letales y transitados de la región. A pesar de los constantes llamados y advertencias, aseguran que las autoridades federales no han respondido con acciones contundentes, limitándose a promesas y parches temporales que no resuelven el fondo del problema.
El túnel de Los Chorros, inaugurado hace más de una década, ha sido escenario de innumerables accidentes, muchos de ellos con saldo mortal. El flujo constante de vehículos de carga, pasajeros y particulares, sumado a las condiciones climáticas y la falta de mantenimiento, han convertido este paso en una auténtica trampa. La tragedia más reciente, en la que tres personas perdieron la vida, volvió a encender las alertas en toda la región.
Por su parte, los empresarios han advertido que la inseguridad vial no solo cobra vidas, sino que ahuyenta inversiones y limita el crecimiento económico del estado. “Es urgente la rectificación del tramo; no podemos permitir que el progreso de Coahuila se detenga por la omisión de las autoridades”, reclamaron líderes del sector privado, quienes han solicitado reuniones con la Secretaría de Infraestructura, Comunicaciones y Transportes (SICT) y el Gobierno Federal.
A pesar de la gravedad del tema, las respuestas oficiales han sido tibias. La promesa de nuevos estudios y proyectos no ha trascendido del papel, mientras la tragedia se repite. Habitantes y usuarios de la carretera exigen acciones concretas y advierten que no están dispuestos a tolerar más indiferencia.
La muerte acecha a diario en el túnel de Los Chorros. Los reclamos de los empresarios y la sociedad son tan legítimos como urgentes: la vida de los coahuilenses no puede estar supeditada a la burocracia ni a la lentitud del gobierno federal. Cada día de omisión puede costar otra vida, y la historia demuestra que, en Los Chorros, la tragedia no es una posibilidad remota, sino una realidad que se repite. ¿Cuántos muertos más harán falta para que se actúe en serio?
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