En los perfiles de redes sociales de miles de jóvenes en Coahuila, la música y los símbolos que glorifican al crimen organizado se han normalizado. Para combatir esta “narcocultura” digital, el diputado federal panista por Coahuila, Marcelo Torres Cofiño, ha propuesto una reforma al Código Penal Federal, una iniciativa que busca sancionar la apología del delito en plataformas como TikTok o YouTube y que abre un debate a nivel nacional sobre los límites de la libertad de expresión.

La propuesta, surgida desde la bancada del PAN en San Lázaro, busca imponer sanciones a quienes produzcan, difundan o compartan contenido que enaltezca a criminales o sus actividades ilícitas. Expertos en seguridad a nivel nacional han advertido que la normalización de la violencia a través de estas plataformas es un factor de riesgo para el reclutamiento de jóvenes por parte del crimen organizado.

La iniciativa pone sobre la mesa la responsabilidad de las grandes plataformas digitales en la moderación de su contenido y ha generado un debate sobre su alcance.

¿Será esta reforma una herramienta eficaz para combatir la influencia del narco en la juventud, o se convertirá en un mecanismo que podría ser utilizado para censurar expresiones artísticas o culturales como los corridos tumbados? La pregunta es el centro de la discusión que se avecina en el Congreso de la Unión.

Combatir la fascinación por la violencia es una tarea urgente, pero la línea entre la apología del delito y la expresión cultural es delgada y peligrosa. La pregunta para nuestros legisladores no es si deben prohibir, sino cómo pueden construir, junto con la sociedad, una cultura de paz tan atractiva y poderosa que ninguna canción o video pueda derrumbarla.