El reconocimiento oficial de la CFE sobre su déficit de generación eléctrica llegó tarde para miles de familias, empresas y comunidades de Coahuila. Apagones constantes, protestas laborales, escasez de agua y afectaciones industriales dibujan una crisis energética que va más allá del calor: es una falla estructural que pone en jaque a todo el norte del país.
El pasado 27 de junio, un apagón masivo dejó a más de 335 mil usuarios industriales sin electricidad en México. El corte fue uno de los más graves registrados este año y encendió las alarmas en todo el país. Sin embargo, para Coahuila, la crisis eléctrica no es novedad: hace meses que los apagones son parte del día a día.
La Comisión Federal de Electricidad (CFE) reconoció recientemente que enfrenta un déficit de generación eléctrica, sin capacidad suficiente para atender la demanda nacional en horas críticas. Las olas de calor, que disparan el consumo por refrigeración, solo han agravado el problema. Pero más allá del clima, el colapso deja ver fallas de planeación, inversión rezagada y una creciente fragilidad operativa.
En Coahuila, las consecuencias son ya insostenibles. En Torreón, los apagones constantes han provocado daños en equipos eléctricos, pozos inservibles y escasez de agua potable. El alcalde Román Cepeda advirtió que el suministro inestable está trastocando la vida cotidiana, la actividad empresarial y el funcionamiento de servicios básicos.
En Ramos Arizpe, los cortes repentinos afectan a miles de viviendas, mientras vecinos denuncian fallas en transformadores, subidas de voltaje y prolongados lapsos sin luz. En Saltillo, las redes sociales se han convertido en la única forma de canalizar reportes, ante la falta de atención oportuna de las cuadrillas de la CFE.
La crisis no solo es técnica: también es laboral. En Piedras Negras, Nava y Allende, empleados de la CFE suspendieron sus labores y protestaron contra las condiciones operativas, la falta de personal y el deterioro de las instalaciones. Mientras los usuarios exigen soluciones, los propios trabajadores denuncian que no cuentan con herramientas ni refacciones suficientes para enfrentar la carga.
Y aunque la CFE asegura que está trabajando en planes de inversión y refuerzo, lo cierto es que las fallas siguen acumulándose. Las industrias de la región, especialmente en la Región Centro y La Laguna, ya han reportado pérdidas económicas por la inestabilidad eléctrica.
En un país que presume su soberanía energética, resulta alarmante que los apagones no se deban a fenómenos extraordinarios, sino a la simple falta de capacidad para sostener la demanda.
Coahuila no solo sufre por falta de energía: sufre por falta de respuesta. Los apagones no solo apagan focos, apagan motores, refrigeradores, bombas de agua, esperanzas. Mientras se discuten megaproyectos, miles de familias solo piden lo básico: que no se les vaya la luz. Porque cuando el servicio falla, la confianza también se corta. Y no hay transformador que repare eso.
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