En las pantallas de miles de coahuilenses, un video provocó sonrisas y un nudo en la garganta: un influencer de Torreón le regaló un carrito de mandado a un empacador de la tercera edad. Este acto de bondad, que se hizo viral, es también un retrato involuntario de una realidad estatal: la vulnerabilidad económica que obliga a los adultos mayores a seguir trabajando en la informalidad.

El video muestra la emotiva reacción del hombre al recibir la ayuda. Miles de adultos mayores en Coahuila y en todo México continúan trabajando sin acceso a una pensión digna que cubra sus necesidades básicas, según datos del CONEVAL. La existencia de “cerillitos” de la tercera edad es la evidencia más clara de esta situación.

El gobierno federal atiende esta problemática a través de la Pensión del Bienestar, un protocolo de apoyo universal. Sin embargo, este caso exige una rendición de cuentas a las instituciones estatales sobre sus programas complementarios.

¿Son suficientes los apoyos de la Secretaría de Inclusión y Desarrollo Social de Coahuila para garantizar una vejez digna, o son solo un paliativo que no resuelve el problema de fondo? La pregunta surge inevitablemente al ver estas imágenes.

Un acto de bondad individual nos devuelve la fe en la gente, pero no puede ni debe reemplazar la responsabilidad del Estado. La pregunta no es por qué un influencer ayudó, sino por qué un hombre de 82 años necesita la ayuda de un influencer para tener una herramienta básica para poder trabajar.