Un grupo de ex trabajadores de AHMSA, encabezado por Hervey Valenzuela, alertó sobre la presencia continua de maquinaria y personal de la empresa Levy dentro de las instalaciones de la siderúrgica, incluso después de su declaratoria de quiebra. Según los denunciantes, esta empresa externa continúa operando y resguardando activos que valen millones, mientras los obreros siguen sin empleo ni indemnización.
Valenzuela, quien resguarda el acceso por la Puerta Tres junto a otros extrabajadores, afirmó que al menos seis empleados de Levy ingresan diariamente por la Puerta Uno. “No entendemos por qué la directiva lo permite, si no es que hay dinero de por medio”, acusó. El conflicto destaca la contradicción entre un proceso judicial de insolvencia y operaciones privilegiadas de un tercero.
En 2017, AHMSA y Levy comunicaron públicamente que colaboraban en un proyecto denominado “Quebrado de Bolas de Acero” en la Tolva Roja de la Siderúrgica 1. Levy implementaba equipos para recuperar toneladas de chatarra, generando ahorros significativos —de 356 dólares por tonelada a solo 40 dólares—incluso antes de la crisis financiera.
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Obreros sin empleo ni liquidaciones, mientras Levy opera libremente dentro de la acerera en quiebra.
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Cuestionan al síndico del concurso mercantil: “Si su objetivo es formalizar un acuerdo con Levy, que lo diga claro. Pero no cederemos”.
Este conflicto coincide con recientes protestas de ex obreros de AHMSA, quienes han implementado bloqueos y ultimátums a la Secretaría del Trabajo y Gobernación, demandando atención en un plazo de 15 días o acciones directas.
Cuando obsidianas maquinarias permanecen operando en una siderúrgica en quiebra, el fuego no se apaga: solo pasa de concesionario. Aquí no se trata de rescatar acero o infraestructura, sino de justicia y dignidad para quienes forjaron su historia. Si queremos que el juicio de quiebra no sea una letra muerta, hay que exigir que las bolsas de chatarra no se conviertan en negocios privados con sombra de impunidad.
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