Coahuila registra 143 tomas clandestinas de hidrocarburos en lo que va del año, colocándose como uno de los focos rojos del noreste en el mapa nacional del huachicol. Tan solo en junio se detectaron 27 puntos ilegales de extracción.

El robo de combustibles sigue siendo una amenaza latente en Coahuila. De enero a junio de 2025, autoridades federales y estatales han detectado 143 tomas clandestinas en el estado, según cifras oficiales de Petróleos Mexicanos (Pemex) y la Secretaría de la Defensa Nacional.

El municipio más afectado es Ramos Arizpe, seguido de Saltillo, Castaños y Monclova. La mayoría de los hallazgos se han dado en zonas de brechas o caminos de terracería, lo que complica la detección oportuna. Aunque se han implementado operativos con fuerzas federales, el fenómeno no cede.

En comparación con años anteriores, Coahuila muestra un repunte preocupante, convirtiéndose en una de las entidades con mayor crecimiento en tomas ilegales en el norte del país. Esta actividad no solo pone en riesgo a la población y al medio ambiente, sino que también representa una fuga millonaria de recursos públicos.

Pese a las cifras, las autoridades locales aseguran que se ha fortalecido la coordinación interinstitucional para ubicar puntos críticos, intervenir a tiempo y judicializar a los responsables. En muchos casos, las tomas clandestinas son descubiertas por fugas visibles o cambios en la presión de los ductos.

El huachicol no solo drena ductos, también desgasta la seguridad, el medio ambiente y la confianza en el Estado. Mientras Coahuila intenta reforzar la vigilancia, la raíz del problema exige algo más profundo: romper la cadena criminal que convierte a la infraestructura nacional en botín.