Señalan que es imprescindible que se legisle para evitar plagios en trabajos escolares
En vista de que el 36% de los estudiantes universitarios admite practicar el copy-paste, situación que se repite en alumnos de posgrado, urgen políticas públicas en materia educativa para detener este vicio y fraude en el sistema educativo.
Se ha vuelto necesario que se exija que todos los documentos que se produzcan en las instituciones de educación superior sean pasados por algún tipo de identificador de plagio por abuso en el aprovechamiento de la información digital.
Señaló lo anterior el catedrático Juan Carlos Centeno, coordinador de Titulación de Posgrado en la Facultad de Jurisprudencia de UAdeC).
Consideró imprescindible legislar en la materia, pues hasta ahora prácticamente no hay nada que permita prevenir y sancionar correctamente este tipo de fraude.
“Incluso desde el nivel de secundaria los alumnos ya tienen una especie de método para sustraer información de muchas plataformas y documentos, principalmente a través del buscador Google”.
“Lo peor es que no se dan cuenta de que pierden el tiempo al tratar de hacer un Frankenstein en cada intento de falsear sus tareas”, comentó.
“Perderían casi el mismo tiempo si se sentaran a investigar y escribir por lo menos un párrafo de su propia autoría”, refirió.
“El asunto del copy-paste se complica cada vez más ya que, aparte de Google, ahora también se puede copiar de ChatGPT”.
El académico refirió que precisamente este problema fue discutido durante un reciente coloquio de la maestría en derecho, en la Facultad de Jurisprudencia.
“Con el uso del ChatGPT y otros recursos análogos, la aplicación de los identificadores de plagio se van a tener que convertir en una regla”, previó.
“Definitivamente, vamos a tener que normar en cuanto a cómo se va a controlar el manejo de la información”, avizoró Centeno.
Añadió que esta disposición podría ser mandatoria de la Secretaría de Educación Pública, o bien de la Secretaría de Ciencias, Humanidades y Tecnología.
“Incluso, a través de estas dependencias, se puede instaurar una política pública en materia educativa que exija que todos los documentos que produzcan las universidades hayan sido pasados por algún tipo de identificador de plagio”, externó.
También es necesario que se defina oficialmente cuál va a ser el porcentaje de textos copiados de la inteligencia artificial que se va a admitir en cada documento.
Igualmente, es importante que a los estudiantes se les solicite que presenten sus trabajos en archivos digitales, a fin de facilitar su cotejo con otros autores.
“Evidentemente, estamos en manos de la tecnología, en unos reservorios, en unos inventarios de información que incluso la vida personal de cada uno está en manos de grandes corporaciones, de ese tamaño son los avances”.
“En principio, corresponde a las universidades verificar los documentos susceptibles de plagio”, concluyó.
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