En Monclova, la comunidad exige justicia luego de que el luchador profesional Diego “Baby Rap” Sánchez propinara una golpiza en apariencia letal a Néstor Alejandro Zamora Ledesma, quien finalmente falleció tras días en muerte cerebral, un hecho que ha sacudido pasillos de mercado y redes sociales por su violencia y alcance humano.

De acuerdo con familiares y testigos, la agresión ocurrió en la vivienda del imputado, donde Baby Rap utilizó técnicas propias de la lucha libre profesional, lo que infligió a Néstor graves lesiones. El afectado fue trasladado de urgencia al Hospital General Amparo Pape de Monclova; los médicos registraron daño cerebral irreversible, y el sistema legal reclasificó el caso de lesiones gravísimas a homicidio, por el mayor nivel de responsabilidad de quien tiene entrenamiento atlético y usa sus manos como arma.

La madre de la víctima expresó su dolor con palabras duras: ante el intento de la defensa de ofrecer pagar el funeral a cambio del perdón del agresor, respondió: “No lo voy a perdonar nunca”, remarcando que “mató a una persona, no a un animal”.

Por parte de la Fiscalía, la defensa ya solicitó duplicidad del término constitucional para reunir más pruebas, y se espera que en la audiencia siguiente un juez decida si vincula a proceso a “Baby Rap”, con posibilidad de que se califique como homicidio calificado.

Hasta ahora se ha determinado que Néstor ingresó en muerte cerebral grave tras la agresión, y que el agresor está detenido y enfrenta cargos por homicidio. Lo que aún no está claro es si hay personas que presenciaron los hechos dispuestas a testificar, si habrá peritajes adicionales sobre las técnicas usadas, o si se explorará una sanción agravada dada la condición del agresor como deportista profesional.

Cuando se confunden técnicas de espectáculo con violencia real, la vida cobrada queda sin consuelo. En Coahuila, la justicia debe actuar con contundencia, ejemplaridad y velocidad; porque perdonar no es olvido, y solo enfrentar la verdad permite honrar lo que se perdió.