Empresarios, transportistas y familias fronterizas de Piedras Negras confirman un cambio en la dinámica del puente con Eagle Pass: mientras los cruces de autos particulares disminuyen, el flujo comercial se incrementa de forma sostenida. La cifra refleja cómo la frontera se convierte cada vez más en un punto de tránsito económico que supera al movimiento cotidiano de visitantes.

De acuerdo con reportes recientes, la baja en autos se atribuye a factores como trámites más estrictos, costos de gasolina y medidas de control en el lado estadounidense. Al mismo tiempo, la actividad de tráileres y camiones de carga no deja de crecer, impulsada por exportaciones regionales y el nearshoring. Hasta ahora se ha comprobado que el comercio sigue en ascenso; todavía no está claro si la caída en cruces familiares afectará el consumo en negocios locales a corto plazo.

En este contexto, el gobierno de Coahuila impulsa un esquema de organización binacional junto con autoridades de Eagle Pass. El objetivo es dar mayor certidumbre a la logística, agilizar procesos y generar una frontera moderna que responda tanto a la seguridad como al desarrollo económico. La propuesta contempla comités conjuntos, mejoras en infraestructura y un calendario de reuniones periódicas.

El contraste es evidente: de un lado, familias que cruzaban por costumbre ahora enfrentan trabas; del otro, la maquinaria comercial sigue avanzando y exige coordinación institucional. La frontera se redefine en favor de los grandes movimientos económicos.

La relación Coahuila–Texas necesita un equilibrio: garantizar la vida cotidiana de quienes cruzan a trabajar o visitar familiares, y al mismo tiempo potenciar la fuerza del comercio. El riesgo es que el peso económico borre al ciudadano común de la ecuación.