En las juntas de las cámaras empresariales de Coahuila, la palabra clave es “incertidumbre”. Ante los primeros signos de una desaceleración económica, el Consejo Lagunero de la Iniciativa Privada (CLIP) lanzó una advertencia contundente: sin una inversión pública urgente en infraestructura carretera, el estado corre el riesgo de perder el impulso del “nearshoring” y frenar su crecimiento.
La demanda de los empresarios es un llamado a la acción para los gobiernos estatal y federal, a quienes exigen resultados concretos. En la lista de proyectos prioritarios no solo están vías locales de La Laguna, sino obras de impacto estatal como la modernización de la carretera a Los Chorros, un punto crítico para la competitividad de toda la región sureste.
La falta de modernización en tramos clave ha generado sobrecostos logísticos y accidentes, afectando la competitividad de Coahuila. La exigencia es que la Secretaría de Infraestructura, Comunicaciones y Transportes (SICT) aplique sus protocolos y presupuesto a proyectos estratégicos como el Corredor T-MEC (Mazatlán-Matamoros).
la pregunta es si ¿estos proyectos carreteros serán incluidos con carácter prioritario en los presupuestos federal o estatal del próximo año?, una duda que genera nerviosismo en el sector productivo que necesita certezas para seguir invirtiendo.
La competitividad de Coahuila se mide en la velocidad y seguridad de sus carreteras. Invertir en infraestructura no es un lujo, es una póliza de seguro contra las crisis económicas. La pregunta para nuestras autoridades es si actuarán con la urgencia que exige el momento o si la burocracia se convertirá en el mayor bache para el futuro económico del estado.














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