Una intensa movilización de cuerpos de rescate se activó este fin de semana en la Sierra de Zapalinamé, ante el supuesto avistamiento de personas extraviadas. Tras varias horas de búsqueda, se confirmó que se trataba de un dron volando de noche, y no de una emergencia humana.
Saltillo volvió a demostrar su capacidad de respuesta ante posibles emergencias, aunque esta vez la situación resultó ser un malentendido. La noche del sábado, una denuncia ciudadana alertó sobre luces intermitentes en una zona de difícil acceso en la Sierra de Zapalinamé, generando sospechas de que podría tratarse de personas en peligro.
Elementos del Grupo de Reacción Sureste, Protección Civil estatal y municipal, así como brigadas de rescate especializados, emprendieron la búsqueda durante varias horas, hasta que se descartó cualquier situación de riesgo. Las luces provenían de un dron que sobrevolaba la zona, posiblemente para tomar imágenes nocturnas o realizar prácticas.
Aunque no hubo personas lesionadas ni extraviadas, la movilización mostró la disposición inmediata de los equipos de rescate ante cualquier llamado de emergencia, en una región donde el senderismo y el turismo de naturaleza han crecido exponencialmente.
Las autoridades aprovecharon para hacer un llamado a la ciudadanía: cualquier tecnología como drones debe ser usada con responsabilidad y, de ser posible, notificada cuando se utilice en zonas sensibles o protegidas.
Más vale un susto que una tragedia. La falsa alarma en Zapalinamé recordó que la prevención y la respuesta oportuna salvan vidas, incluso cuando el peligro es solo una ilusión con hélices y luces. En Saltillo, la vigilancia funciona… incluso cuando el bosque guarda silencio.
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