¿Cómo se recompone la confianza en la Escuela Normal de Educación Física de Saltillo? se preguntan docentes, estudiantes y familias tras la salida oficial de Christian “N.” de la dirección del plantel; la medida llega después de que en junio la autoridad confirmara al menos cuatro denuncias por violencia sexual contra personal —entre ellos el propio director— y, aunque hoy se anunció a Javier Guadalupe Rodríguez Rodríguez como nuevo titular, persisten dudas sobre los procesos internos, las medidas de protección y el impacto que este episodio deja en la comunidad académica.
La remoción escaló de la suspensión inicial a la salida definitiva formalizada por el Gobierno estatal, al tiempo que se designó a un nuevo director con la promesa de estabilizar la vida académica y reforzar protocolos. El relevo ocurre con el ciclo escolar aún en marcha, lo que obliga a una transición sin tropiezos: continuidad de clases y evaluaciones, claridad en la conducción administrativa y comunicación directa con estudiantes y personal.
El punto de quiebre fueron las denuncias reveladas a inicios de junio: señalamientos de tocamientos indebidos, hostigamiento y conductas con connotación sexual atribuidas a integrantes del personal académico. La Fiscalía abrió carpeta(s) y emitió medidas de protección; por su parte, la autoridad educativa separó a los señalados mientras avanzan las indagatorias. Hoy, el nombramiento de Rodríguez Rodríguez busca enviar el mensaje de que habrá espacios seguros y vigilancia permanente, pero la comunidad exige algo más que nombramientos: resultados verificables.
Las prioridades inmediatas están claras: auditoría de ambientes escolares, fortalecimiento de protocolos con perspectiva de género, canales de denuncia que funcionen sin represalias y acompañamiento psicológico y jurídico para quien lo requiera. También se espera un informe público, dentro de los límites legales, que delimite lo confirmado y lo que sigue bajo investigación. Solo así podrá cerrarse la brecha entre la promesa institucional y la experiencia cotidiana en aulas y oficinas.
Una escuela que forma docentes debe enseñar, ante todo, que la autoridad se ejerce con cuidado y que la confianza se reconstruye con hechos: investigar, proteger y prevenir, sin excusas.














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