En chats de proveedores y pasillos de maquilas de La Laguna, la inquietud volvió a crecer: empresarios han denunciado intentos de extorsión y Coparmex lanzó un llamado enérgico para que se investigue a fondo. Aunque los hechos se concentran en el lado de Durango, la alerta impacta también a Coahuila, donde el sector productivo teme un efecto espejo que lastre inversiones y empleo.

Primero, la dirigencia empresarial pidió al gobierno de Durango abrir carpetas de investigación claras y dar seguimiento a las denuncias con protocolos de protección. Después, subrayaron que el clima de negocios en la zona metropolitana depende de la certidumbre compartida entre ambos estados. Hasta ahora se ha comprobado que las mesas de seguridad binacionales sesionan de forma periódica; todavía no está claro si en estas reuniones se abordará el caso de extorsiones con acciones conjuntas y métricas de prevención.

El contraste es evidente: mientras Coparmex exige investigación y transparencia, autoridades estatales han respondido con mensajes de coordinación, pero sin detallar calendarios ni compromisos medibles. Para los empresarios laguneros, la clave será contar con resultados visibles en corto plazo: reducción de denuncias y garantías para operar sin presiones ilícitas.

La voz de Coparmex no debe quedar en comunicado. La región Laguna, compartida entre Durango y Coahuila, requiere un blindaje real contra la extorsión. El desafío está en pasar de la retórica a los resultados medibles, porque sin seguridad plena, ni la inversión ni el empleo tendrán futuro sólido.