Coahuila vivió un fin de semana inusual: dos sismos sacudieron el estado, uno el sábado en Ramos Arizpe y otro el domingo en Múzquiz. Aunque ambos movimientos telúricos fueron de baja magnitud y no causaron daños graves, el episodio encendió las alertas y el debate sobre la preparación ante fenómenos naturales en la región.

El primero de los temblores se registró la tarde del sábado cerca de Ramos Arizpe, con una magnitud de 3.9 grados. Apenas unas horas después, la tierra volvió a moverse el domingo en Múzquiz, con un sismo de magnitud 3.7. Las autoridades de Protección Civil y el Servicio Sismológico Nacional confirmaron los eventos y aseguraron que, hasta el momento, no se reportaron daños materiales ni personas lesionadas.

En redes sociales, habitantes de ambas zonas relataron haber sentido el temblor y expresaron preocupación por la frecuencia creciente de estos fenómenos, poco habituales en Coahuila. Algunos expertos locales llamaron a no bajar la guardia y a fortalecer los protocolos de prevención, simulacros y cultura sísmica en escuelas y comunidades.

El gobierno estatal aseguró que mantendrá vigilancia y monitoreo constante, invitando a la ciudadanía a mantenerse informada y a reportar cualquier anomalía tras los movimientos.

Un sismo siempre es un recordatorio de nuestra vulnerabilidad ante la naturaleza. Coahuila debe tomarse en serio la prevención y la educación sísmica, porque la tranquilidad solo se fortalece cuando sabemos cómo reaccionar ante lo inesperado. Más vale estar preparados que confiar en la estadística.