En el Centro de Salud Mental (CESAME) de Saltillo, la indignación no da tregua: empleados y trabajadores insisten en que, pese al señalamiento reciente por abuso sexual dentro de la institución, nada ha cambiado en materia de protocolos ni medidas preventivas. El caso destapó fallas graves en la protección de pacientes y personal, pero, según testimonios, las autoridades no han dado pasos concretos para garantizar un entorno seguro.
Tras la denuncia pública de abuso sexual contra un paciente, surgieron promesas de revisión interna y mejoras en los procesos. Sin embargo, trabajadores de diferentes áreas aseguran que la falta de protocolos claros y capacitación adecuada sigue siendo la norma, generando un clima de temor y desconfianza entre quienes laboran en el centro.
Los empleados advierten que la omisión institucional deja a pacientes y personal en una situación de vulnerabilidad constante. Además, reclaman la ausencia de comunicación real y de mecanismos efectivos para prevenir, detectar y atender cualquier tipo de abuso o maltrato dentro del CESAME.
Colectivos ciudadanos y especialistas en derechos humanos han reiterado el llamado a la Secretaría de Salud para que intervenga de manera urgente, implementando protocolos robustos, supervisión externa y capacitación especializada para todo el personal.
Ignorar las denuncias y no corregir los errores es perpetuar el riesgo. La salud mental merece un entorno de respeto, seguridad y confianza. Que el caso CESAME no se convierta en una herida más silenciada, sino en el punto de partida para garantizar dignidad y protección a quienes más lo necesitan.
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