Un lunes de debates intensos, el Congreso local decidió reescribir parte de las reglas con las que se reparten los curules plurinominales en el estado. La intención, dicen, es evitar que unos cuantos partidos se queden con más sillas de las que en realidad les toca. Pero, ¿será realmente el fin de los viejos vicios políticos?
En el centro de Saltillo, el recinto legislativo se convirtió en una especie de tablero de ajedrez. Diputados de todos los colores levantaban la voz, discutían y contaban votos mientras la reforma al Código Electoral de Coahuila se abría paso entre posturas enfrentadas. El cambio es profundo: a partir del siguiente proceso electoral, ningún partido podrá quedarse con más de 16 diputaciones sumando las de mayoría y las pluris. Además, ya no será posible que un partido logre un “superpoder” legislativo, pues su número de curules deberá reflejar de forma mucho más cercana el porcentaje de votos obtenidos. Si alguien se pasa de listo, perderá escaños. Así, en teoría, el voto ciudadano pesa más que nunca en la distribución final.
Pero no solo se trata de cifras y porcentajes. El Congreso también decidió que las campañas serán más cortas y el proceso electoral arrancará antes. Menos tiempo para convencer, menos oportunidad de saturar con propaganda. Y ahora, para bien o para mal, los candidatos podrán aparecer con foto en la boleta: cara y nombre juntos, para que no haya pretextos de confusión.
No faltaron los reclamos. Desde la bancada de Morena y el PT, las críticas apuntaron hacia el corazón de la reforma. Argumentaron que los cambios favorecen a los partidos con mayor estructura, y que recortar campañas puede asfixiar a quienes buscan abrirse paso desde abajo. Del otro lado, la mayoría defendió la necesidad de una representación más justa y un proceso menos costoso y más ágil.
Al final, los números mandaron: la reforma pasó con 19 votos a favor. La promesa sobre la mesa es que, ahora sí, el Congreso de Coahuila reflejará mejor la voluntad popular.
Reflexión editorial:
Cambiar reglas siempre es más fácil que cambiar prácticas. Hoy el Congreso movió las piezas y promete una competencia más equilibrada. Pero la pregunta queda en el aire: ¿las nuevas normas abrirán el juego democrático o solo perfeccionarán el arte de ganar con las reglas en la mano? Coahuila avanza en el papel. Lo que falta es ver si el cambio se siente en las urnas… y en la calle.
Comments are closed