Una familia originaria de Monclova fue identificada como afectada por las violentas inundaciones registradas el pasado 10 de octubre en el municipio de El Higo, Veracruz, donde las lluvias han dejado más de 17 120 viviendas censadas como dañadas.
La Secretaría del Bienestar informó que desplegó equipos de 70 “Servidores de la Nación” procedentes de Coahuila para integrarse a las brigadas de apoyo y atención en Veracruz, además de habilitar centros de acopio en Saltillo, Monclova, Cuatrociénegas, Piedras Negras y Torreón.
El hecho tiene impacto estatal porque revela cómo los desastres naturales en otras entidades pueden repercutir en familias coahuilenses, y subraya la necesidad de que el Estado cuente con mecanismos de asistencia inter-entidad y acompañamiento para estos casos. ¿Qué tan preparados estamos en Coahuila para apoyar a sus ciudadanos cuando la emergencia ocurre lejos de casa?
Que una familia de Monclova figure en un censo de desastre en Veracruz no es solo una estadística; es un recordatorio de que la vulnerabilidad traspasa fronteras municipales. Cuando la ayuda humanitaria depende de la logística, el recurso y la voluntad, no basta con lamentar: hay que actuar. ¿Queremos un Coahuila que espere a que el desastre golpee para reaccionar, o uno que conecte sus redes de apoyo más allá de sus límites?














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