En Guadalupe, Nuevo León, la tensión corrió entre vecinos y transportistas: un hombre originario de Coahuila fue detenido tras abrir fuego contra policías municipales cuando le marcaron el alto, lo que derivó en una persecución que terminó con su captura.

El detenido fue identificado como Michel “N.”, de 35 años, quien viajaba en una camioneta. De acuerdo con el parte oficial, disparó contra los agentes para intentar escapar, pero fue reducido minutos después sin que se registraran heridos en el operativo.

Al interior del vehículo, la policía aseguró un arma de fuego, varios envoltorios con cristal y cocaína, así como una báscula gramera, lo que llevó a las autoridades a abrir una carpeta de investigación por narcomenudeo, portación ilegal de arma de fuego y ataques a la autoridad. El coahuilense quedó bajo custodia de la Fiscalía de Nuevo León mientras se determina si será turnado a instancias federales.

Se tiene confirmado que el hombre es originario de Coahuila, que portaba droga y un arma, y que permanece detenido en Guadalupe. Lo que aún falta por aclarar es si tiene vínculos con un grupo del crimen organizado o si enfrenta procesos previos en su estado natal.

Que un coahuilense sea detenido en otro estado por violencia y drogas abre preguntas serias: no solo sobre la expansión del narcomenudeo, también sobre la necesidad de mayor coordinación entre entidades. La seguridad no entiende fronteras, y la justicia tampoco debería detenerse en ellas.