Familia de Javier Santos Lira mantiene búsqueda en Matamoros; colectivos exigen acelerar pesquisas en Coahuila
Casi cinco meses después de la desaparición de Javier Santos Lira, su familia continúa buscándolo en Matamoros, Coahuila. A pesar de denuncias formales ante la Fiscalía de Personas Desaparecidas, no hay avances significativos. Colectivos de la región Lagunera acusan rezago en las investigaciones y demandan que el caso sea integrado al sistema de búsqueda inmediata estatal.
Javier fue visto por última vez en mayo de 2025, cuando salió rumbo a su trabajo en el ejido San Miguel. Desde entonces, su familia ha sostenido brigadas de rastreo con apoyo de voluntarios y colectivos ciudadanos.
De acuerdo con datos de la Comisión Local de Búsqueda, Coahuila acumula más de 1 300 reportes activos en la zona Laguna, y aunque la entidad fue pionera en crear protocolos de reacción rápida, familiares señalan que el seguimiento “se enfría” después de los primeros días.
Fuentes de la Fiscalía confirmaron que la investigación sigue abierta y que se realizan búsquedas en coordinación con la Guardia Nacional y el Centro Nacional de Identificación Humana, sin resultados concluyentes hasta ahora.
Los colectivos Voz que Clama Justicia y Familias Unidas de la Laguna reiteraron su disposición a colaborar, pero pidieron que se retomen las búsquedas con acompañamiento oficial y que la información sea transparente y continua.
En redes sociales, vecinos de Matamoros comparten fichas actualizadas de Javier y mensajes de aliento a su familia. “No queremos más silencios, queremos resultados”, escribió una integrante de Familias Unidas. En el mercado municipal, algunos comerciantes han colocado carteles con su rostro junto al lema #HastaEncontrarlo.
Cada desaparición abre una herida colectiva. Coahuila ha sido ejemplo en crear leyes y comisiones, pero los números fríos no consuelan a las familias que buscan. Si los protocolos existen y los recursos están asignados, ¿por qué la espera se alarga meses? La verdadera rendición de cuentas no está en informes ni en cifras, sino en las puertas que vuelven a abrirse cuando alguien regresa a casa.














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