“Trabajamos más, ganamos menos”. Con esa frase, unos 20 choferes de Transportes SESA paralizaron el transporte industrial en Monclova, tras denunciar reducción de pagos, eliminación de bonos y sanciones que castigan cualquier error mínimo. La protesta —ocurrida en rutas que conectan con Maxion, Aptiv y Gunderson— ya exhibe algo mayor: un modelo laboral que exprime a quienes sostienen el movimiento obrero de Coahuila.
Los operadores aseguran que antes recibían 70 pesos por vuelta, pero que ahora la empresa pretende pagar 100 pesos por dos rutas, lo que representa una pérdida de casi 30 % por jornada. También se eliminaron los bonos de puntualidad, asistencia y excelencia, sustituidos por sanciones automáticas ante fallas menores. Sin representación sindical, los choferes se declaran indefensos: “Nos descuentan cuotas, pero no hay sindicato, no hay nadie que nos defienda”, resumió uno de ellos.
El paro dejó temporalmente sin transporte a decenas de obreros, forzando a algunas plantas a reacomodar turnos. Maxion y Aptiv, según trabajadores, implementaron traslados de emergencia para evitar pérdidas de producción. Hasta el cierre, SESA no emitió pronunciamiento público sobre la inconformidad.
A nivel estatal, la Secretaría del Trabajo de Coahuila mantiene silencio. Sin embargo, la dependencia ha reconocido en informes previos que el sector transporte es el segundo con más conflictos laborales individuales en la región Centro-Norte. La Ley Federal del Trabajo establece que cualquier modificación a condiciones salariales debe pasar por un proceso de conciliación formal, lo que no habría ocurrido aquí.
Datos del INEGI 2024 indican que un operador de transporte industrial en Coahuila percibe en promedio 8 600 pesos mensuales; bajo el nuevo esquema, los choferes de SESA ganarían menos de 6 000, sin incluir sanciones ni descuentos por préstamos, lo que los coloca por debajo de la línea de bienestar urbano calculada por CONAPO.
En colonias obreras cercanas al parque industrial, vecinos y familiares repiten la preocupación: “Si ellos paran, nosotros también nos quedamos sin ingreso”. Comerciantes reportan caída en ventas y choferes de taxis alertan sobre un aumento de demanda ante la suspensión parcial del servicio.
Coahuila presume estabilidad laboral, pero la estabilidad no puede edificarse sobre la precariedad de quienes transportan la producción. Este paro, pequeño en número pero enorme en significado, desnuda la fragilidad del sistema de transporte industrial: subcontratado, sin sindicato y sin voz. La ausencia de la autoridad laboral agrava la sensación de abandono. El reto no es solo resolver un pago, sino revisar de raíz el modelo de tercerización que mantiene a miles de trabajadores en la cuerda floja. ¿Escuchará el gobierno estatal este llamado antes de que la inconformidad se extienda por toda la Región Centro?














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