El caso que comenzó como una acusación de alto impacto en Monclova sigue tambaleándose en los tribunales. El Poder Judicial informó que, hasta el momento, no existe evidencia contundente que confirme el supuesto robo millonario por parte de dos camaristas de un hotel local, señaladas inicialmente por la desaparición de más de 1.7 millones de pesos de una habitación.
Esta es ya la tercera etapa de un proceso que inició con la detención de las empleadas, continuó con la protesta pública de familiares y compañeros de trabajo que denunciaron falta de pruebas y presunta criminalización, y que ahora se encuentra en una fase de revisión judicial. Según los últimos reportes, las investigaciones no han aportado nuevos elementos que confirmen la versión del denunciante.
En la calle, el caso sigue siendo tema de conversación. Para unos, la ausencia de pruebas es muestra de que se trató de un señalamiento precipitado; para otros, es la confirmación de que en el sistema de justicia laboral y penal aún pesa más la palabra del patrón que la de los trabajadores.
La expectativa ahora se centra en las resoluciones que emita el Poder Judicial en las próximas semanas, mientras las acusadas y sus familias mantienen la exigencia de limpiar su nombre y obtener una reparación por el daño moral y laboral que han sufrido.
Un señalamiento sin pruebas no es justicia: es una herida que tarda años en sanar. En Monclova, este caso recuerda que la presunción de inocencia no es un favor, es un derecho. Y que cuando la justicia se precipita, la vida de las personas queda atrapada en un juicio sin salida.
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