Un autobús de pasajeros se precipitó a un barranco en la carretera 57, en Sabinas, dejando un saldo de 11 personas lesionadas, entre ellas varios adultos mayores. El conductor fue detenido tras presentar presuntas inconsistencias en su declaración y posible negligencia.

La tragedia ocurrió en la madrugada, cuando el vehículo, perteneciente a una línea de transporte turístico, perdió el control en un tramo de la carretera federal 57, a la altura del entronque con Cloete. El autobús terminó al fondo de un barranco de aproximadamente 10 metros de profundidad.

Elementos de Protección Civil, Cruz Roja y policías municipales de Sabinas acudieron al lugar para rescatar a los pasajeros. Once personas resultaron heridas, incluyendo adultos mayores que fueron trasladados de urgencia al Hospital General de la localidad.

El conductor, quien no sufrió lesiones graves, fue asegurado por las autoridades tras detectar contradicciones en su versión de los hechos. Testigos señalaron que el chofer había mostrado signos de fatiga o distracción antes del accidente. No se descarta que estuviera bajo el influjo de alguna sustancia o que manejara con exceso de velocidad.

Los pasajeros, provenientes de distintos municipios de Coahuila, viajaban con destino turístico cuando ocurrió el siniestro. Varios de ellos quedaron atrapados entre los asientos y el techo del autobús, lo que dificultó el rescate.

Este nuevo accidente en carretera vuelve a encender las alarmas sobre las condiciones de los transportistas turísticos y la vigilancia en las rutas federales que atraviesan el estado. La carretera 57 ha sido escenario recurrente de hechos similares, sin que se vean mejoras sustanciales en seguridad vial.

Mientras los caminos de Coahuila siguen tragando metal y sangre, las responsabilidades se diluyen entre curvas peligrosas, permisos laxos y operadores sin control. Lo sucedido en Sabinas no es un hecho aislado: es un reflejo de un sistema que sigue fallando a quienes solo querían llegar con bien. ¿Cuántos más antes de actuar?