En el marco del quinto aniversario del Foro Permanente de Aguas Binacionales, se llevó a cabo el evento La necesidad de colaborar, enfocado en la crisis hídrica que afecta a esta región.
Rosario Sánchez, investigadora y directora del Foro, subrayó que México y Estados Unidos están unidos por el agua, lo que hace indispensable la cooperación.
“Necesitamos más que nunca la colaboración, y tenemos el agua como punto de unión”, expresó.
Los especialistas coincidieron en que solo una acción coordinada entre ambos gobiernos, las instituciones locales y los usuarios finales podrá frenar el avance del estrés hídrico y sus impactos en las comunidades fronterizas de ambos países.
Salvador López Córdova, director ambiental del Banco de Desarrollo de América del Norte (NADBank), hizo un llamado a transformar los modelos productivos.
“Mientras el 78 por ciento del agua se destine a la agricultura, no habrá una solución duradera”, advirtió.
Señaló también la necesidad de crear nuevos mecanismos financieros que apoyen al sector agrícola en la conservación del agua, como parte de una estrategia conjunta entre ambos países.
Eddie Moderow, gerente del Programa Fronterizo de la Comisión de Calidad Ambiental de Texas (TCEQ), planteó una interrogante crítica:
“Reconociendo el déficit actual —y las obligaciones de entrega vigentes—, ¿podríamos entrar a un tercer ciclo del Tratado con un incumplimiento? Podríamos estar acercándonos al principio del fin si no actuamos juntos”.
Rosario Sánchez ha documentado que el Río Bravo atraviesa una grave crisis: su caudal natural ha disminuido en más del 80 por ciento conservando apenas el 20 por ciento de su volumen original. Por ello, considera urgente replantear el Tratado de Aguas Internacionales.
En el foro, Moderow también destacó que uno de los mayores logros de los últimos cinco años ha sido la construcción de sólidas relaciones entre agencias clave de ambos países. Calificó como exitoso el proceso que llevó a la firma del Acta 331, resultado de más de 25 reuniones presenciales en ciudades como Monterrey, El Paso, Ciudad de México, Austin y otras.
El Acta 331, firmada el 7 de noviembre de 2024 en Ciudad Juárez, Chihuahua, fue aprobada por Estados Unidos y México. Su objetivo es fortalecer la cooperación bilateral en temas críticos como el abastecimiento, la conservación y la calidad del agua en la cuenca del Río Bravo.
Erik Porse, director del Instituto de Recursos Hídricos de California, subrayó: “El desafío es acelerar el ritmo de nuestras instituciones ante el cambio”.
Ante la creciente presión sobre los recursos hídricos, los ponentes advirtieron que un tercer ciclo consecutivo de déficit en el río Bravo podría poner en riesgo la viabilidad del modelo actual de distribución.
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