En la comunidad de San Lorenzo, en Torreón, la preocupación va en aumento: autoridades locales han reforzado las medidas de seguridad después de que la enorme grieta que atraviesa la zona volvió a ensancharse. Familias enteras viven en vilo, temiendo que la tierra ceda de un momento a otro.
Durante las últimas semanas, el fenómeno geológico ha seguido avanzando, afectando tanto viviendas como caminos rurales. Personal de Protección Civil y el municipio incrementaron los rondines, acordonaron áreas de riesgo y mantienen vigilancia permanente, mientras geólogos evalúan el nivel de peligro y las posibles causas del ensanchamiento.
Las imágenes de la grieta, que ahora alcanza varios metros de ancho en algunos tramos, se han viralizado entre los vecinos, quienes piden respuestas y apoyos concretos. Algunas familias han comenzado a evacuar voluntariamente sus hogares por miedo a un colapso mayor.
Autoridades estatales reiteran que se están aplicando todos los protocolos para salvaguardar a la población y evitar accidentes. Por ahora, la prioridad es mantener alejadas a las personas de las zonas más inestables y buscar soluciones de fondo, ya que el fenómeno podría agravarse con lluvias intensas o movimientos del subsuelo.
La grieta de San Lorenzo es más que un fenómeno natural: es el recordatorio de lo frágil que puede ser la vida frente a la fuerza de la tierra. La emergencia demanda no solo acciones inmediatas, sino también estudios profundos y apoyos reales para las familias afectadas. En Torreón, la seguridad no puede depender solo de la suerte; urge anticiparse antes de que el suelo cobre una factura irreversible.
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