En los chats vecinales de Monclova se replica la molestia: “cada mes cambian la fecha”. La audiencia por el homicidio de un adolescente en el Anexo Impacto de Fe fue reprogramada para el 28 de octubre, alimentando dudas ciudadanas sobre la eficacia judicial en Coahuila.
Se ha confirmado hasta el momento que tres imputados han solicitado someterse a un procedimiento abreviado, pero la Fiscalía General del Estado no ha autorizado esa modalidad. La reprogramación representa para la familia y la comunidad una nueva espera sin certezas.
Todavía no está claro si el tribunal aceptará el procedimiento abreviado o requerirá juicio completo, lo que podría extender aún más el proceso. Esta demora evidencia el fenómeno conocido como “fatiga procesal”, en el que la lentitud socava la confianza institucional.
Mientras la federación impulsa mecanismos de justicia ágil con enfoque en derechos humanos, el gobierno estatal enfrenta críticas por no transparentar calendarios ni garantizar que los casos sensibles avancen con celeridad. En Coahuila, muchos ciudadanos preguntan si la justicia opera con la misma urgencia dependiendo del caso.
El caso de un adolescente asesinado y una audiencia que se aplaza una y otra vez refleja mucho más que la simple lentitud burocrática: es el síntoma de un sistema judicial que no logra responder con la rapidez y sensibilidad que exige una tragedia así. Cada reprogramación erosiona no solo la confianza de una familia, sino la fe de una comunidad entera en que la justicia sirve para reparar y no solo para administrar expedientes. Coahuila no puede acostumbrarse a que los procesos penales se vuelvan calendarios interminables que normalizan la impunidad. ¿Queremos resignarnos a audiencias que se posponen indefinidamente, o exigir un sistema judicial que actúe con la urgencia y la dignidad que merecen nuestras víctimas?














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