En la memoria de los abuelos de Coahuila, el silbato del tren de pasajeros es un eco de nostalgia. Para las nuevas generaciones, está a punto de convertirse en una realidad. El Gobierno Federal, a través de la Secretaría de Infraestructura, Comunicaciones y Transportes (SICT), ha lanzado la licitación pública para la compra de 47 trenes de pasajeros, confirmando que una parte de esta flota se destinará a la estratégica ruta Saltillo-Nuevo Laredo.
Este es el paso más firme y concreto hasta la fecha para revivir el ferrocarril de pasajeros en el estado. La ruta Saltillo-Nuevo Laredo es uno de los siete proyectos ferroviarios prioritarios anunciados por la presidenta Claudia Sheinbaum para reconectar al país. La compra de los trenes es la ejecución del protocolo federal para cumplir una de las promesas clave de su administración.
Este proyecto representa una oportunidad histórica para la competitividad de Coahuila, al fortalecer el corredor logístico del T-MEC, pero también plantea un reto de coordinación para el gobierno estatal del PRI, que deberá garantizar que la infraestructura complementaria esté a la altura.
¿Tiene ya el Gobierno de Coahuila un plan ejecutivo y un presupuesto definido para las obras que se requerirán, como la modernización de las estaciones y la conectividad urbana en Saltillo y los demás municipios de la ruta? La pregunta es fundamental para que el proyecto no sufra retrasos.
La compra de trenes es el titular, pero la verdadera obra es la que no se ve: la planeación urbana, las tarifas justas y la visión a largo plazo. La pregunta para las autoridades de Coahuila y la Federación no es si pueden poner un tren en las vías, sino si pueden construir un sistema de transporte que sea verdaderamente accesible y benéfico para todos los ciudadanos.














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