En las oficinas de recursos humanos de las empresas de Coahuila, la desconfianza crece con cada documento que revisan. El fraude académico en el estado ha escalado: la Secretaría de Educación Pública (SEP) confirmó que, además de los títulos universitarios falsos, ahora se han detectado certificados de bachillerato apócrifos, un engaño que devalúa el esfuerzo de miles de estudiantes y pone en riesgo la competitividad de la entidad.

La revelación fue hecha por la jefa del Departamento de Profesiones de la SEP en Coahuila. La dependencia ha identificado documentos falsos de preparatoria, algunos incluso con códigos QR que dirigen a páginas web clonadas para simular una validación oficial. Este nivel de sofisticación en el fraude representa un nuevo desafío para las autoridades y los empleadores.

El gobierno estatal del PRI enfrenta ahora la exigencia de una rendición de cuentas más allá de la simple detección. Se necesitan resultados y una estrategia clara para desmantelar las redes que producen y venden estos documentos. El protocolo federal de validación digital existe, pero su eficacia depende de la implementación local.

¿Están las empresas y las propias instituciones educativas en Coahuila utilizando sistemáticamente las plataformas federales para verificar cada certificado, o la falta de un protocolo estricto está permitiendo que este fraude se multiplique? La pregunta es crucial para frenar esta práctica.

El valor del mérito y el esfuerzo se disuelve con cada certificado falso que entra en circulación. Este fraude no es un delito menor; es un ataque directo a la meritocracia y a la confianza. La pregunta para las autoridades de Coahuila es contundente: ¿qué se está haciendo para que un documento falso no tenga el mismo peso que los años de estudio y dedicación de un joven?