Para los transportistas y automovilistas que a diario cruzan las grandes ciudades de Coahuila, el tráfico es un dolor de cabeza constante. Atendiendo a este problema, el municipio de Torreón ha puesto en marcha un ambicioso reordenamiento en su bulevar Revolución, una intervención que es observada con atención desde otras ciudades del estado, pues podría ser un modelo a seguir para la crisis de movilidad que afecta a toda la entidad.

El proyecto, encabezado por la Dirección de Vialidad y Movilidad Urbana de Torreón, es una intervención de ingeniería de tránsito que incluye la eliminación de semáforos, la sincronización de una “ola verde” y la prohibición de vueltas a la izquierda en puntos conflictivos. Sabemos que la remoción de los primeros semáforos ha comenzado a agilizar el flujo en los tramos intervenidos, según reportes de la propia autoridad.

Esta solución local se alinea con los protocolos de desarrollo urbano del gobierno federal, que a través de la SEDATU, impulsa una movilidad más sostenible y segura. Desde la administración municipal de Torreón, se presentan estos trabajos como un resultado concreto para mejorar la calidad de vida. Sin embargo, el reto es mayúsculo, pues el parque vehicular en las principales ciudades de Coahuila crece anualmente.

Aún no se sabe si el presupuesto permitirá extender este modelo de reordenamiento a otras vialidades críticas de Torreón o si será replicado por otros municipios que enfrentan problemas similares, como Saltillo en sus principales bulevares.

Agilizar el flujo de autos es un paso necesario, pero no la solución definitiva a la crisis de movilidad. La verdadera modernidad vial en Coahuila se medirá en la seguridad de sus peatones, la eficiencia de su transporte público y la creación de ciclovías. ¿Están nuestras ciudades diseñando soluciones para los automóviles o para las personas?