En pláticas de colonias y chats vecinales de Saltillo, la queja es la misma: el ruido excesivo de bares, talleres y hasta vehículos no da tregua. El diputado Alberto Hurtado afirmó que la ley estatal para combatir la contaminación acústica está convertida en “letra muerta”, pues aunque existe en el papel, no se aplica ni cuenta con protocolos claros de sanción.

Primero, se expuso que la norma establece límites de decibeles y competencias para municipios y dependencias estatales. Después, se reconoció que no hay operativos consistentes ni métricas públicas que midan cumplimiento. Hasta ahora se ha comprobado que algunos ayuntamientos reciben denuncias ciudadanas, pero estas terminan en trámites sin resolución; todavía no está claro si habrá un comité técnico que diseñe reglamentos uniformes para todo el estado.

El contraste es evidente: mientras legisladores insisten en actualizar la norma y aplicar sanciones, ciudadanos de distintas regiones perciben que las autoridades priorizan otros temas y dejan de lado un problema que afecta salud y convivencia. Hurtado adelantó que buscará instalar mesas de trabajo con especialistas y organizaciones civiles para calendarizar propuestas de reforma y exigir transparencia en su aplicación.

La ley contra el ruido en Coahuila es un recordatorio de que no basta legislar: se necesitan mecanismos claros de aplicación. Sin métricas, sanciones y transparencia, cualquier norma queda en promesa vacía. La participación ciudadana será clave para que el derecho al descanso y a la salud auditiva deje de ser letra muerta.