En pláticas en plazas y en pasillos de parroquias de la Región Carbonífera, familiares de los mineros de Pasta de Conchos expresan su frustración: denuncian que, pese a los anuncios oficiales, las labores de rescate siguen estancadas y se realizan “a pura carretilla”, sin maquinaria suficiente ni protocolos que garanticen resultados.
Los colectivos recordaron que han pasado casi dos décadas desde la tragedia de 2006 y, aunque el gobierno federal prometió recuperar los cuerpos y hacer justicia, en la práctica los trabajos avanzan con lentitud. Reportaron que los accesos al socavón siguen siendo limitados y que los procesos de excavación carecen de la maquinaria pesada adecuada. La percepción de las familias es que se privilegia el discurso político por encima del compromiso técnico.
Hasta ahora se ha confirmado la intervención de la Comisión Federal de Electricidad (CFE) en los trabajos de recuperación y la instalación de comités de seguimiento. Todavía no está claro en qué fecha se concluirán los túneles de acceso ni cuándo podrían localizarse restos de los trabajadores. Tampoco se ha publicado un informe actualizado con cifras verificables de avance físico.
En comunidades de Sabinas y Múzquiz, vecinos y obreros señalan que el tema se ha convertido en símbolo de abandono: un recordatorio de cómo las promesas incumplidas dañan la confianza en las instituciones. Las familias mantienen la exigencia de un calendario claro y la presencia permanente de observadores independientes.
Pasta de Conchos es una herida abierta en Coahuila. Mientras no haya avances reales y medibles, cada anuncio será visto como un eco vacío. La justicia para las familias no puede depender de discursos, sino de acciones concretas, con maquinaria, calendarios y rendición de cuentas.














Comments are closed