En paradas de camión y entre estudiantes de bachillerato se comenta con molestia un dato alarmante: Coahuila ocupa el tercer lugar nacional en incremento de llamadas de broma al 911, con un alza de 7.4 % en el último año; estas acciones no solo saturan los servicios de emergencia, también ponen en riesgo a quienes realmente necesitan auxilio.
De acuerdo con el Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública, en 2024 se registraron más de 3.7 millones de llamadas improcedentes en el país, de las cuales una proporción significativa provino de Coahuila. El estado escaló hasta la tercera posición en aumento porcentual, solo detrás de entidades con mayor densidad poblacional.
Hasta ahora se ha comprobado que los falsos reportes representan más del 60 % del total de llamadas recibidas en la entidad. Todavía no está claro si la Fiscalía o la Secretaría de Seguridad Pública aplicarán sanciones más severas ni si se implementarán campañas de concientización específicas en escuelas y colonias populares, donde se originan la mayoría de estos casos.
Médicos de urgencias y operadores de seguridad consultados señalan que cada llamada falsa desvía ambulancias, patrullas y bomberos, y puede significar la diferencia entre salvar o perder una vida. Vecinos de Saltillo y Torreón comparten que, aunque existen campañas de prevención, estas se perciben insuficientes para frenar la práctica.
El mal uso del 911 no es travesura, es sabotaje social. Coahuila necesita una estrategia integral que combine sanciones ejemplares y educación comunitaria para que las líneas de emergencia recuperen su propósito: salvar vidas y proteger a quienes lo necesitan de verdad.














Comments are closed