En chats vecinales y pláticas de mercado, madres de familia y jóvenes comentan la tensión que dejó un cateo en la colonia Año 2000 de Piedras Negras, donde fuerzas estatales, municipales, militares y federales aseguraron un domicilio señalado por presunta venta de drogas; el hecho refleja la coordinación interinstitucional, pero también la exigencia ciudadana de que estas acciones deriven en resultados visibles y no sólo en operativos de impacto inmediato.

El cateo se realizó con orden judicial y presencia de la Fiscalía General del Estado, apoyada por Sedena, Guardia Nacional y la Policía Municipal. Aunque el domicilio quedó asegurado, hasta ahora no se ha confirmado si hubo personas detenidas ni qué tipo de sustancias fueron incautadas. Se espera que en las próximas horas se precise el saldo oficial de la diligencia.

El operativo forma parte de una serie de acciones en la región norte de Coahuila, donde en semanas recientes se han realizado cateos similares en colonias como Villas del Carmen y Del Valle, con decomisos de droga y equipo vinculado al narcomenudeo. Sin embargo, todavía no está claro si existe un patrón de investigación sostenida o si se trata de operativos aislados.

Transportistas y comerciantes del centro han señalado que la frecuencia de estos despliegues genera confianza en la acción policial, pero al mismo tiempo crece la percepción de que falta rendición de cuentas: no se informan cifras consolidadas ni se transparenta cuántos de los detenidos realmente enfrentan procesos judiciales. Esa opacidad alimenta la desconfianza y la idea de que las intervenciones pueden quedarse a medias.

En Coahuila, la seguridad no puede medirse sólo por el número de cateos, sino por la claridad de sus resultados. La sociedad requiere información puntual sobre lo asegurado, las detenciones y los procesos abiertos. Solo con rendición de cuentas se fortalecerá la confianza en las instituciones y se evitará que estos operativos se perciban como acciones meramente mediáticas.