Coahuila vive una etapa de fortalecimiento institucional en materia de seguridad, con operativos reforzados, inversión en tecnología, colaboración interestatal y reconocimiento a sus binomios caninos a nivel internacional. No es un logro aislado: es fruto de la convergencia entre gobierno, fuerzas armadas, municipios y sociedad.

La seguridad en Coahuila no es un discurso, sino una estrategia articulada que se despliega con fuerza y constancia. Desde Piedras Negras hasta Frontera, los operativos se han intensificado para blindar la frontera, garantizar vacaciones seguras y responder con eficacia ante emergencias. Esta dinámica no sería posible sin la coordinación entre los tres niveles de gobierno, las fuerzas armadas y el Poder Judicial, que ha garantizado procesos expeditos y firmes contra el delito.

En días recientes, autoridades estatales y municipales activaron operativos especiales en puntos turísticos y de cruce internacional, con apoyo del Ejército, la Guardia Nacional y la policía estatal. Esta alianza operativa ha permitido mantener a Coahuila como una de las entidades con mayor percepción de seguridad del norte del país, en contraste con regiones vecinas donde el crimen ha ganado terreno.

La inversión también habla. Se anunció la llegada de más patrullas, armamento y sistemas tecnológicos de vigilancia, lo que demuestra que la estrategia no descansa. Este fortalecimiento no solo está en el campo, sino en las salas de decisión: el Congreso del Estado ha respaldado presupuestos especiales y el Poder Judicial ha sostenido la legalidad de los aseguramientos más delicados.

Además, la labor de los cuerpos especializados ha trascendido fronteras. Un binomio canino coahuilense fue reconocido en Texas por su participación en la localización de restos humanos durante una operación de búsqueda internacional. Este hecho reafirma la capacidad técnica del estado y la preparación de sus elementos, humanos y no humanos.

La seguridad real se construye con visión, compromiso y unidad entre poderes. En Coahuila, no es una sola autoridad la que cuida las calles, sino una red institucional que respeta la ley, responde con rapidez y apuesta por la profesionalización. Cuando esa red se mantiene fuerte, los ciudadanos pueden caminar con más confianza y menos miedo.