Saltillo tenía motivos para ilusionarse: el gobierno estatal proyectó una obra histórica para transformar el Arroyo del Cuatro en un espacio de protección, recreación y desarrollo urbano. Sin embargo, el recorte de recursos federales amenaza con frenar el sueño y deja en vilo a miles de vecinos de la zona sur.

El plan, presentado por la administración estatal, contempla la construcción de un paso pluvial, áreas verdes, infraestructura vial y espacios públicos para mitigar inundaciones y mejorar la calidad de vida de las familias que habitan a lo largo del arroyo. Sería una intervención sin precedentes en una de las zonas más vulnerables y con mayor crecimiento de Saltillo.

Pero la falta de fondos provenientes de la Federación pone en duda el arranque y la culminación del proyecto. El gobernador Manolo Jiménez reconoció que, aunque el compromiso estatal es firme, el esfuerzo será insuficiente si no se logra el respaldo financiero de la Federación. Los recortes federales ya han afectado otras obras estratégicas en Coahuila, y esta amenaza sumarse a la lista.

Vecinos y líderes sociales han levantado la voz para pedir que la transformación del Arroyo del Cuatro no quede en promesa. Saben que cada año, con las lluvias, la zona enfrenta riesgos de inundación y daños materiales.

La historia se repite: grandes proyectos que dependen de voluntades y presupuestos ajenos, dejando a la ciudadanía en la incertidumbre. El desarrollo urbano no puede estar a expensas de recortes y burocracias. Coahuila necesita soluciones sostenibles y corresponsabilidad de todos los niveles de gobierno. Porque una ciudad segura y moderna es derecho, no un lujo pendiente.