Este 10 de mayo, mientras muchas celebraban con flores y desayunos, otras marcharon con pancartas, fotografías y dolor. Madres buscadoras de Coahuila se unieron a la XIII Marcha de la Dignidad Nacional en la Ciudad de México, exigiendo lo que el Estado les ha negado: justicia y respuestas.
El colectivo Fuundec (Fuerzas Unidas por Nuestros Desaparecidos en Coahuila y México) recorrió las calles desde el Monumento a la Madre hasta el Zócalo, recordando que en esta tierra también hay quien celebra con la ausencia a cuestas.
“No han hecho nada. El celular de mi hijo sigue activo, y no han rastreado nada. Solo pedimos que trabajen, que lo busquen”, reclamó Janeth Adame, madre de Pablo Jared, desaparecido hace nueve meses.
La marcha no fue solo protesta. Fue memoria viva. Fue abrazo colectivo. Fue grito con nombre y apellido por cada hijo, hija o ser querido desaparecido.
Porque en Coahuila, las madres no esperan sentadas: caminan, gritan y luchan con los ojos llenos de amor y rabia.














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