La imprudencia y la fortuna se cruzaron este fin de semana en Nava, Coahuila, donde un menor de edad fue embestido por el tren al intentar ganarle el paso en un cruce ferroviario. Contra todo pronóstico, el adolescente sobrevivió al impacto y, en un giro sorprendente, rechazó ser hospitalizado, desatando preocupación entre familiares y autoridades.
El incidente ocurrió cuando el joven, presuntamente confiado en poder atravesar antes del paso de la locomotora, calculó mal la distancia y fue alcanzado por el tren. Testigos dieron aviso inmediato a los servicios de emergencia, que acudieron para estabilizarlo y ofrecer traslado al hospital, opción que el menor se negó a aceptar a pesar de los riesgos evidentes para su salud.
El caso reabre el debate sobre la seguridad en cruces ferroviarios, la educación vial y la responsabilidad de peatones y automovilistas en zonas de alto riesgo. Protección Civil y autoridades municipales hicieron un llamado urgente a padres y jóvenes para extremar precauciones y no subestimar el peligro que representan las vías del tren.
Vecinos de la zona expresaron su inquietud, recordando otros episodios trágicos ocurridos en años recientes y la necesidad de reforzar la señalización y la cultura de prevención.
Sobrevivir a una imprudencia es un milagro, pero también una advertencia. No basta con la suerte: la seguridad debe ser responsabilidad de todos. Que este incidente sirva como lección para cuidar la vida y no ponerla en juego ante el paso implacable del tren.
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