Entre aplausos y cartas de agradecimiento, la alcaldesa Sara Pérez Hernández encabezó la ceremonia de reconocimiento a más de 60 maestros en retiro de Ciudad Frontera. Con cuatro décadas promedio de servicio, los docentes recibieron medallas y menciones honoríficas por su contribución a la educación de Coahuila. “El magisterio no se jubila en espíritu; sigue enseñando con el ejemplo”, expresó la edil.
El evento fue organizado por el Ayuntamiento y la Regiduría de Educación en coordinación con la Secretaría de Educación de Coahuila y la Sección 5 del SNTE. Durante la ceremonia, las autoridades subrayaron la importancia de mantener políticas de bienestar para el personal docente en retiro, garantizando acceso a servicios médicos, culturales y recreativos.
La alcaldesa Pérez destacó que Frontera ha integrado a maestros jubilados en programas de asesoría educativa y tutoría para jóvenes, “porque la experiencia no debe quedarse en casa”.
El acto concluyó con una guardia de honor a docentes fallecidos y la entrega de reconocimientos a familias que mantienen tradición magisterial de más de tres generaciones.
Vecinos y exalumnos acompañaron a sus profesores en un evento donde la nostalgia y el orgullo se mezclaron. “Nos enseñó a leer y a respetar a los demás; ese es el legado”, dijo una madre de familia. El magisterio local agradeció el gesto institucional y pidió que los reconocimientos se repitan cada año.
Reconocer a los maestros en retiro es también recordar que la educación no se construye con discursos, sino con vidas entregadas al aula. En Coahuila, la figura docente mantiene su prestigio gracias a estos ejemplos de perseverancia. Convertir este acto en política permanente sería el verdadero homenaje. ¿Podrá la revalorización docente extenderse más allá del aplauso y traducirse en mejor calidad de vida para quienes educaron a todo un estado?














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